El frio provoca vasoconstricción de los capilares de la piel, estos se contraen teniendo menos irrigación, no llega suficiente oxígeno y nutrientes a las células de la epidermis, dejando a la piel con un aspecto apagado
Se retrasa el ciclo de renovación cutánea produciendo una acumulación de células muertas, causando una sensación de tirantez y falta de confort, ya que esa capa de células muertas impide la secreción sebácea natural para nutrir y lubricar la epidermis dejando la piel seca y sensible.
El frío adelgaza la capa córnea de la piel y es más visible ese efecto similar a la piel seca. Perdemos más células con mayor facilidad, lo que produce una inflamación por las inclemencias temporales. Eso, sumado a que tendemos a beber menos líquidos por tener una menor sensación de sed, produce una bajada de la hidratación celular, que puede incluso desencadenar patologías como la dermatitis.
Aparición de rojeces es uno de los principales efectos de los cambios de temperatura siendo las pieles secas, sensibles y finas más propensas ya que tienen menos glándulas sebáceas y la barrera natural de la piel se debilita.
Los cambios de temperatura un largo periodo de tiempo puede debilitar los vasos capilares; el calor dilata los vasos mientras que el frío los contrae, se acaban debilitando , siendo más permeables, y puede causar cuperos visible en la superficie o la condición cutánea que conocemos como cuperosis
Una buena hidratación es clave para formar una barrera protectora contra lo agentes externos y los cambios climáticos. Por ello necesitaremos entre 2-3 aplicaciones de emolientes que aporten nutrientes, hidratación, vitamina-c , siempre teniendo en cuenta la tipología de nuestra piel.
Rerpetar la rutina de hidratación tanto en labios, manos con productos ricos en glicerina y urea.
También debemos proteger nuestra piel; aunque creamos que la radiación ultravioleta afecta solo en épocas de sol, se sabe que al descuidarnos en invierno se recibe mayor impacto.
Acudir a vuestro centro de estética de confianza a realizarnos una higiene facial profunda que elimine esa acumulación de células muertas, renovación cutánea, y tratamientos de hidratación profunda como puede ser una Indiba facial, tratamiento nutritivos y antioxidantes como Vitamina-c, además de calmar la piel, relajarnos y disfrutar un momentos para nosotros mismas. sin olvidar los cuidados diarios de limpieza día/noche, hidratación y protección solar.